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Hablar de brandy en el país implica hablar de Brandy Domecq. Conoce cómo se empezó a producir esta bebida en el territorio nacional. Además, te contamos sobre dos ediciones de alta gama que hacen parte del portafolio de La Casa Domecq: Brandy Don Pedro y Signare.
En el año de 1952, cuando se abrieron las importaciones en el país, un comerciante llamado Rafael Picciotto recibió la visita de Antonio Ariza, un vendedor de la Casa Domecq en España. El europeo, que a la postre sería presidente de la Casa en el país ibérico, le vendió al empresario residente en Colombia 300 cajas de 48 botellas de Brandy Fundador, originario de la región de Jerez de la Frontera, líder en la producción de este licor. Se caracterizaba porque en las barricas de roble en las que añejan el brandy, anteriormente habían envejecido vinos.
Las botellas de Brandy Fundador fueron vendidas a Miscelánea Carulla, quienes compraron las primeras 8 docenas. Pasaron dos años y las ventas no fueron las esperadas. Por esos días don Pedro Domecq y González, vizconde de Almogadén, visitó Colombia y se reunió con Rafael Picciotto, a quien, tras ver los inventarios y la situación del mercado nacional, le manifestó: “Como vamos, no vamos a ninguna parte”.
A raíz de esto y con el propósito de ser más competitivos, don Pedro le propuso a Rafael que hicieran una sociedad. Es así como el 26 de abril de 1954 se constituyó la Distribuidora de Productos Domecq Ltda, hoy conocida comercialmente como la Casa Pedro Domecq Colombia. Con la empresa ya constituida, se empiezan a importar los brandies Carlos I y Carlos III, originarios de la marca. En ese momento el líder del mercado era un brandy llamado Génesis.
En 1964, siguiendo recomendaciones de Don Pedro Domecq y su hermano, don José Ignacio Domecq, conocido mundialmente como ‘The Nose’ (La Nariz) se importó el primer alambique de cuello de cisne al Valle del Cauca, región en la que por ese entonces ya se cultivaba la Uva Isabella.
Se empezó a producir el vino con uvas de la zona para hacer la destilación. Luego, se obtuvieron las ‘holandas’, el aguardiente del vino. Después el licor fue envejecido, en barricas de roble americano traídas desde Jerez de la Frontera, durante tres años hasta convertirse en brandy. Y así nació el primer brandy colombiano: Brandy Domecq.
Su color ámbar cristalino con reflejos dorados y una combinación de aromas vínicos, roble, frutas secas y almendras enamoraron al pueblo colombiano. En los años 70 se popularizó la ‘canequita’, una presentación de 250 ml que se volvió líder del mercado, ya que era muy fácil de cargar. La gente la empezó a llevarla en el bolsillo. Además, tenía una copa que permitía consumirlo de manera práctica. Hoy en día, fruto de esa experiencia, una de las presentaciones de Brandy Domecq viene con una tapa-copa.
El liderazgo de la marca en la categoría de brandies sigue vigente. Actualmente, en Colombia se consumen cerca de 290.000 botellas de Brandy Domecq al año.
Además, del brandy insignia de la marca, en el portafolio hay dos brandies que son de lujo. El primero es el Brandy Don Pedro, obtenido de los mejores destilados de vino y con un envejecimiento de 12 años en barricas de roble americano con el tradicional sistema de añadas y soleras. Gracias a este paso en madera, adquiere su aroma, sabor y calidad.
El segundo brandy es el Signare. Esta es una edición especial que se empezó a producir en el año 2014, para celebrar los 60 años de fundación de la empresa. Con este modelo se buscó revivir la historia de la empresa, a través de las firmas y dedicatorias recibidas durante todo todos estos años de trabajo, que reposan en las barricas de bodegas en Bogotá.
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