El brandy, el whisky y el ron miden fuerzas y develan sus secretos

El brandy:

Su materia prima es la uva y según la región, las variedades del fruto van cambiando. Por ejemplo, en España nace de la uva palomino y se elabora con la sabiduría milenaria de la región de Jerez con su método de “criaderas y solera”, esto es guardado en barricas de roble que mediante un método dinámico van cambiando una porción del contenido del barril con brandies más añejos, hasta encontrar la mezcla perfecta.

En Colombia se elabora el brandy con la uva Isabella, producida en el Valle del Cauca, la cual se fermenta haciendo un vino, que posteriormente se convertirá en la materia ideal para la destilación y se guarda bajo el método de criaderas y solera. En el caso del Cognac francés, hablamos de la uvas Folle-Blanche y Colombard, variedades que lo perfuman y edulcoran dándole notas a frutas tropicales y flores frescas, un “eaux de vie” lleno de sabiduría. Todos estos grandes destilados nacidos de la uva se elaboran en alambiques de cobre artesanales, lo que permite una destilación cuidadosa y muy elegante para tener una materia prima que envejecerá con mucha distinción. Sin demeritar los alcoholes provenientes del cereal o de la caña, el alcohol de la uva se torna más sutil y delicado, especialmente la uva Isabella da notas de frutas rojas y negras, evocando ciruelas, cerezas e higos que la barrica complementa con avellanas y chocolate, una experiencia verdaderamente sublime, que solo la uva sabe transmitir, ya sea puro, mezclado o en una novedosa receta de cóctel.

El brandy también destaca por su nobleza y la versatilidad en su forma de consumo pues se mezcla muy bien en distintas preparaciones.

El whisky

En este caso, la cebada es su primogenitora, la cual se “seca” con turba (tierra combustible que produce mucho humo) para otorgar aromas minerales, ahumados, frutales llenos de riqueza y balance, que luego envejecen plácidamente en el roble por algún tiempo, con un mínimo de 3 años por ley, plazo que irá cambiando, hacia arriba, siendo las guardas más clásicas: 8, 12, 15, 18 años en el mismo barril, que previamente ha contenido varios licores, principalmente Bourbon americano o Jerez español. Con esta técnica, aparecen varias familias de whisky, siendo las más destacadas los whiskies de malta (single malt), los whiskies de grano (grain whisky) y las mezclas de los dos anteriores los reconocidos “blended whisky”.

Los single malt se destilan al igual que el brandy, en alambiques artesanales de cobre y los whiskies de grano, en alambiques industriales. Los blended whisky son los más vendidos y solicitados, de ellos se afirma que el buen whisky es la mezcla de “water, fire and time” (agua, fuego y tiempo).

El ron

De origen más humilde y con una materia prima más rústica, como lo es la caña de azúcar. Esto da como resultado un destilado soberbio que nada tiene que envidiar a sus encopetados colegas, arriba señalados.

De los ardientes cañaduzales, este aguardiente se transforma en un elixir fino y elegante gracias a sus sabias destilaciones que pueden incluir alambiques artesanales o industriales, hay dos maneras de hacer ron: una lo es con un subproducto de la refinación de azúcar como lo es la melaza, la cual se fermenta, obteniendo una suerte de guarapo; posteriormente, se destila y luego se envejece en barriles de roble que generalmente han contenido otro alcohol como el Bourbon americano. La otra forma, es fermentando y destilando el jugo puro de la caña de azúcar, dando rones intensos y terrosos, pero muy elegantes, conocidos como rones agrícolas. Esta práctica se realiza fundamentalmente en las Antillas francesas.

El ron para recibir este nombre debe reposar al menos 3 años en barricas de roble, incluso el ron blanco, el cual perderá su color por un filtrado en carbón.